COLLINS, BILLY
Cada poema parece abrirse de par en par, con puertas generosas, a quien quiera leerlo. Y así es. Y también ocurre que esa transparencia es mucho más opaca de lo que aparece a primera vista. De hecho, la inmensa popularidad de la poesía de Collins puede quizá no entenderse cabalmente. La suya no es poesía fácil. Como él mismo ha dicho alguna vez, es poesía hospitalaria. Como el obrero que arma cigarros, Billy Collins enrolla concisamente su intuición, plantado siempre en la atención meticulosa a las cosas que nos pasan, que vemos, que nos llevan a pensarnos y a pensar el mundo.