MOLL GAMBOA, SÒNIA
Durante varios años he esperado el día que en la Directa se publicaba la columna de Sònia Moll. Los temas que la autora trataba siempre me interesaban, me interpelaban, me emocionaban, me hacían pensar. Sus palabras ordenaban la mezcla de mis sentimientos, su mirada ampliaba la mía y trenzaba con fuerza los vínculos de la sororidad. Su independencia y heterodoxia calmaban mi sed de antidogmatismo. Pero es que además sus artículos, estas píldoras diáfanas y lúcidas que Sònia nos ofrecía quincenalmente, estaban muy bien escritos, eran textos redondos, con tanto ritmo y fuerza que se leían casi como un poema. Eran literatura. Por eso pensé que era importante y necesario publicar un repertorio de sus columnas -clasificadas, ordenadas y ahora, además, traducidas- para librarlas de la obsolescencia digital y darles una nueva vida sobre el papel. Para poder subrayarlas, releerlas, apropiárnoslas, compartirlas. Para que polinicen y agiten tan lejos y tan adentro como sea posible.